En la biografía de Aníbal González descubrimos que este arquitecto hizo de Sevilla una ciudad mágica con unos monumentos que pasarían a la historia del arte.
Con estilo dividido entre el modernismo, el historicismo e incluso el gótico, muchas de sus obras son conocidas a nivel mundial. Sin embargo, Sevilla está plagado de obras que confirman la grandeza de este arquitecto.
Para todos aquellos que queráis conocerle más a fondo, os vamos a mencionar algunos de sus trabajos en esta, la ciudad donde nació en 1876.
Entre sus edificios destacan:
-El Pabellón de la Asociación Sevilla de Caridad, esquina a la calle Arjona.
-La fachada de ladrillo de la Capilla de los luises a espaldas de la Iglesia de los Jesuitas en la calle Trajano.
–La capilla de la Virgen del Puente de Triana.
-Casa Álvaro Dávila, marqués de Villamarta, construida en la avenida de la Constitución, edificio regionalista.
Sin embargo todo son obras menores en comparación con su obra magna, la Plaza de España, que fue construida para la Exposición Iberoamericana de 1929 y asimismo los edificios que componen la Plaza de América.
Aníbal González no fue sólo un arquitecto, sino que llegó a ser el urbanista que modificó la fisionomía sevillana y empezó a cimentar la escenografía de la ciudad. Terminó por ser el arquitecto favorito de la burguesía sevillana. Construyó mansiones,entre otros, para los Sánchez Dalp y para los Luca de Tena.
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El legado de Aníbal González afecta a todo el urbanismo de la ciudad de Sevilla, pues fue él quien introdujo en las calles la decoración de naranjos y jardines propia de las casas señoriales.
Sevilla cuenta con una escultura. Se sitúa en la avenida de Isabel la Católica, concretamente en la glorieta que lleva el nombre del arquitecto. Realizada en bronce, representa al insigne arquitecto contemplando su obra desde un pedestal con varios escalones para que el que lo desee pueda sentarse y contemplar el recién restaurado monumento.